lunes, 17 de septiembre de 2012

El Entorno Feliz del Éxito



Monseñor (porque más tarde lo fue) Pérez, Obispo de Juli; describe un perfecto auto pase mientras que yo, su fiel monaguillo, lo intento y termino en el suelo para burla general de todos los wachiturros del oratorio. Había algo en mi ser de niño, inocente y torpe y temeroso que me llevaba a él y darle una extraña reverencia con mi compañía y mi forma como lo escuchaba. Pocos sacerdotes salesianos tienen esa virtud, la de ejercer influencias directamente en los niños.

Ni el método de  prevención, ni los sueños de Don Bosco, habían llegado a mí en ese época ha calar tan hondamente; pues sólo después que dejé el oratorio leería la biografía del santo italiano. Era ese testimonio de vida, esa forma de enseñar de adoptar distintos estímulos y motivaciones para con los demás compañeros del oratorio. Tiempo después, mis pretensiones y logros fueron ensalzados con las noticias de la ordenación de este sacerdote como obispo y luego con su paso feliz a la inmortalidad. Alegría y santidad.

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