sábado, 12 de diciembre de 2009

Chau 2009


Cuando el viento cae con fuerza sobre nuestros rostros, cuando el recuerdo nos endurece el semblante. Surge una voz interior que nos anima a seguir, a pedirle a las lágrimas que se queden ahí y a los labios que se tornen juveniles.

La última mañana del año 2009, se ventila como una gacela. El mundo por fin olvidará este año de términos y sorpresas. Una nueva lengua aprendida, un camino de lluvias , el despertar del amor y yo, a la postre.

Subcampeones



No hubo papelones, mas si broncas. No hubo drogas, mas sí chelas. No hubo hijas engreídas, mas sí enamoradas. Y lo mejor, quedamos subcampeones en las olimpiadas de exalumnos. Gracias al profe Tutaya, campeonamos en Basket por ser el único equipo.

Pero lo que falto, fue la página WEB,¿ algún voluntario?

Robots salvajes


Cuando los Power Rangers eran destetados y cuando en el Perú era común los televisores con tubos de rayos catódicos. Surgieron unos personajes que defendían la tierra con robots poderosísimos.

Tiempo después yo tendría mis propios robots , aunque de plástico. Luego de ver una de las series mencionadas que había llegado a señal abierta, se me ocurrió recrear las escenas de lucha entre mi robot de plástico. En una ocasión me proveí de un cuchillo de cocina de mango negro.

El robot de plástico estaba siendo derrotado por un robot más grande. Lastimosamente uno de sus ataques vino sobre mi dedo pulgar. Mi mano había sido la agresora definitivamente. Estaba sangrando y cuando llegué al lavadero, respondí a la pregunta de mi tío, No ha pasado nada.

De Chinito a Rocoto


Sólo sabía que jugaba bien fulbito. Era infranqueable y buen volante, el entonces Chinito. Salía un tiempo conmigo de monaguillo, luego participaría de las sesiones de videojuegos. Pero el tiempo pudo postergar el afecto llegada una noche de recuerdos de heavymetal y de enamoradas. Total había pasado tanto tiempo.

Al conocer su nuevo hogar, sus discos y la sazón de su mamá, comprendí que aquí en adelante habría amistad y de las buenas. El ahora rocoto Paul Carlos.

Jefe Bajito


Miguel , fue mi primer jefe en mi experiencia pre-profesional de IT’s. Él era bajito y trataba de loco a todo el mundo. Yo no iba ser la excepción.

Se pasaba la vida haciendo reportes en Access. Cuando yo usaba el Oracle Database. Por fin pude importar la data de los tráficos a mi base de datos; pero el no parecía contento, ni aun habiéndose apoderado de la laptop nueva destinada a Operaciones.

Pero aún así, el trabajo en soporte con un jefe bajito, sí que es recargado.

El Cine y sus Rostros


El cine es cine porque no existen rostros ni deja fanatismos, porque supera nuestra imaginación y porque afecta nuestros recuerdos, contagiándolos de historia, de objetivos y obstáculos.

Precisar de sólo los actores y dejar de lado la obra, es recaer en ignorancia. La obra de por sí no está influenciada por los personajes, porque bien podrían ser caracterizaciones o un juego de títeres.

El cine no estuvo hecho para los rostros y estos no van a los personajes. La armonía del arte recae en todos los elementos que lo componen y definitivamente en el cine, el todo es mayor que sus partes.

Navidad es Pepe Lucho

Sus molares fueron superhéroes. Sus saltos eran de King Kong. El líder de la legión estaba atacando a su fiel Pepe Lucho con luces y silbadores, luego de la misa de gallo.

El amante de los animales, el fiel protector de la naturaleza; estaba recibiendo con paroxismo la llegada de su niño Jesús. Mientras el perrito negro se quemaba la lengua. Y si tan sólo hablase.

Tenerlas


Yo la amo, pero ella tiene lo que a mí me gusta. (Sesiones de estudio, senos inquietantes, leche con café en el desayuno, laptop Core 2 Duo). El año culmina y Ada sostiene que me quiere y mucho.

No puedo hacer nada, salvo con mi enamorada (entrando a cuestiones íntimas incluso). Yo he perdido hace tiempo, porque aprendí, porque supe dividirme y concentrarme en lo que más me gusta. Optó así por pensarlas y evocarlas como estampitas en un rancho que se está muriendo.

Tú Dirás


Morelia llevaba cuatro años viviendo en mi casa. Era mi inquilina, hasta que llegó el último sábado. El último sábado que la tuve para mi vida.

Cuando la tuve sobre mí, erguida, suave y lubricada; comprobé que el mundo es sólo una provocación de náuseas. Ella en su silencio eterno y en su ignorancia de la luz, no pronunció nada. La poseía y era todo cuanto quería de ella.

Su madre se despidió de mí prometiendo que me traería noticias de su tratamiento en La Habana. Señora, le prometí, La estaré esperando. Lentamente mis dedos se adentraron a mi garganta y me propuse a expulsar toda mi inercia, mi desenfado y mi fracaso. Morelia iba a morir.

Fulbito en Casa


Cuando comenté a Luis y Dante que podíamos jugar en el terreno aledaño a casa, no lo dudaron dos veces. Había un detalle, el desmonte. Para cuando llegaron, junto a mi ayuda, pudimos despejar el terreno en una hora.

Luego de una refrescante pepsi, cortesía de mamá, iniciaríamos la primera de las docenas de jornadas de fulbito en el terreno del vecino. Prácticas, técnicas, disparos y pequeños partidos que continuaron incluso al atardecer. El atardecer de mi niñez.