Ignoras si se trató de un sábado o un viernes por la noche. Pero estabas con ella, tu dulce y elocuente ex-compañera becada de Relaciones Externas de Pampilla.Extrañamente no la mirabas mucho como a otras. Extrañamente tu te dejabas llevar por sus indicaciones y sus rumbos. Aunque ella era en definitiva la noche.
De pronto los pasadizos fueron alamedas y luego sus pasos se cubrieron de pavimento y de Costaneras a las doce de la mañana,insisto en que ignoraban si se trataba de un sábado o un viernes ya de amanecida.Extrañamente tú te dejabas llevar por "Si la noche aún empieza y que tenemos que llegar a la salida".Acaso no existía el paso peatonal y los semáforos. El camino de piedras los absorvía de a pocos. Hasta que volvió la obscuridad.
Ella extrajo un celular de su bolsillo y alumbró el nuevo camino. Tu confiabas que se trataba de una maniobra administrativa y que el Local había cerrado sin percatarse de ustedes, visitantes miraflorinos. Seguía la obscuridad y no tenías más reparos de imaginar en un posible cambio blondo en la cabellera de tu amiga.
La fuerza vino precisa de tu parte y liberando una tapa de madera, pudieron dar con la terraza en donde aún continuaba una fiesta. Tú no conocías a nadie. Ahora mirabas mucho, aunque a los presentes. Ella, sí tu ex-compañera de trabajo,reía y congeniaba con todos los asistentes risueños y cansados del baile. Ahora la mirabas mucho,asombrado y como comprendiendo que tu mundo era muy diferente al suyo; aun habiendo pasado por las misma dificultades.
