martes, 29 de abril de 2008

Rebaños de Luz

Cada persona tiene un rebaño que debe cuidar. El mejor amigo de la inocencia es la protección, el mejor aliado y maestro: Una mascota.

Mi primera gatita se llamaba Siguey. Mi tío Walter la trajo a casa, fue el regalo de su amigo Robinson. Aquel sábado llegaba del oratorio, al entrar a casa y al pasar por al cocina la logré distinguir: Pequeña, plomita y tímida, como una canica bajo el agua.

No tenía experiencia con los gatos. No siempre hubo entre nosotros muestras de reciprocidad. Sin embargo, yo sabía que ella me entendería. Fue una mascota que vivió rodeada de inocencia, un sentido paciente de vivir, llena de paz. Fue el vigor y la esperanza que necesitaba mi alma de niño.

A Que te Gano

Si Maria Gloria (Promo 2006 del María Auxiliadora [De chosica] ) hubiera sabido que tenía otra manera menos discreta y tímida de hacer amistades, se hubiera reído como una raqueta de tennis.

Tenía ocho años, una hermosa raquetita de madera y todas las ganas del mundo por jugar el Tennis. Mis clases las daba el profesor Alex Camino. Habíasn unos gemelos idiotas que pronucniaban mal el distrito del colegio de Maria Gloria (Decían "Cosica") todo eso conformaban las mañanas de los sábados. Mientras esperaba a mamá, las niñas más lindas (Otras gemelas), me invitaban a participar en sus ingeniosos juegos (Ellas eran mis compañeras de clase, estando en Lima me olvidaba de Tatiana).

Eran juegos muy raros, pero ingeniosos. Unos consistían en ver al resistencia de las raquetas al estar de pie, otras como el hacerlas girar indefinidamente. Lo cierto es que siempre salía victorioso, tantas veces que hasta les asustuba. Amigas que extraño y que espero ver algún día.

Juegos con Agua

Yo era muy feliz yendo al oratorio. Cuando mi abuelita (La jodida, o mi mamá no recuerdo bien) decidió inscribirme a las vacaciones útiles de Don Bosco (Para sexto grado), estaba recontento. No sólo porque haría nuevos amigos, sino por los paseos y los juegos.Efectivamente hice muchas cosas.

Cierta clase consistía en trabajar el yeso, con la ayuda de unos moldes. Figuras de la Virgen María, Don Bosco, las Llaves (Felices) de San Pedro. Eran las clases de los miércoles, día siguiente al que correspondía a los juegos con agua (Era época de carnavales , entre dos bandos nos lanzábamos globos llenos de agua y hasta baldazos). El yeso se formaba junto con el agua. Luego se vertía este contenido sobre los moldes, luego de esperar unos minutitos teníamos nuestras seráficas estatuas. Me sentía como todo un artesanito de Don Bosco.

En Esos Muchos Casos

-Bueno eso sí Jessi. Preséntame a todas tus primas.
-Ay hombre tenías que ser.

"Pero que más quieren ellas". Justificaría así mi motivación social de asistir a la boda de mi amigo de la Legión. Como se da en muchos casos

Límites de Nieve

La juventud es pasión. No existe ni el abandono ni la ignorancia porque todo es un constante aprender. Es ahí donde surgen las musas, una luz de búsqueda y satisfacción viva; sólo en la juventud.

Natassjja Kinski llegó a mi vida a los 17 años. Fue en una película que al ser doblada se llamaría Poderoso Jack (Creo), era su personaje una joven muy atenta y decidida, dispuesta a arriesgar su vida por salvar a los rehenes. Bondad e inteligencia, adornándose de belleza y sensualidad (K.C se llamaba su personaje).

Los ansiados créditos llegaron y distinguí el nombre de la otrora Miss Clairol. Natassjja Kinski, la ama y señora del erotismo de los años 80. Una dama y silenciosa musa que tendió sobre mi cielos y mares de inspiración, arte y vitalidad.
Regar las plantas ,recorrer el jardín al mentir

Olvidar que existo,ordenando el paso del tiempo

Cansado mis tantos cantos,el mismo pato su cuac

Índice al descanso incierto,mal de late frenesí

Origen del génesis,odiando la parte de mi mundo



A veces siento que basta huir a veces en verdad

Sobre Cucos y Tardes

Yo nunca le tuve miedo al Cuco. Me parecía un ser imbécil que asusta a los niños. Kelly en cambio tenía en miedo del loco. Una vez me pidió que le tapara mientras orinaba detrás de un viejo medidor, "Tengo miedo del loco". Yo no, tenía 6 años.

Dos años antes, mientras Mamá trabajaba en una panadería ubicada en el primer piso, hilvanaba mis juegos y mis miradas solitarias al cielo, en un ergástulo con forma de cuarto. Muy cerca estaba una ventana con salida al vacío gratificante de un tercer piso.

Cierta tarde, desperté en una ambulancia, con mamá en llantos y con mi maestra del jardín. Me llevaron a la clínica Ricardo Palma. La segunda vez que desperté, no sentí mi menton. Mi mamá me dio unas galletitas de Vainilla que hasta ahora me gustan. Me contó que me había caido desde el tercer piso, sobre la tierra o la arena gruesa o no se sabe dónde pero que ahora ya podía comer mi angelito. Los ángeles existen después de todo.

Cuestión de Llantas

Desde que las ví me fascinaron .Mi mediana estatura y escasos 8 años,me faciliatron una llanta de camioncito, de borde muy liso (No tenía cocada).

Con ella andaba por todo el oratorio, descenciendo cuestas, subiendo caminos empinados, cruzando puentecitos (Lo que más me gustaba). Era mi llanta y yo su guía y nadie nos podía detener.
-Oye, unas carreras. / -Ya pues, pero por dónde vamos? /-Ven conozco un camino.

No recuerdo quien ganó aquella competencia, mas si de la sorpresa que me di cuando aquel niño como yo, me contó que estudiaba en el colegio Santa Rosa. Todas las tardes acordamos en jugar con las llantas y así nos hicimos grandes amigos,compartiendo nuestros gustos musicales, nuestra afición por vivir , verdad Luchex?.

El Colegio de la Abuela

Una vez más el recuerdo de la visita de Manuel Prado con su esposa (De la que olvidé el nombre, Clorinda Málaga creo [ Que me perdone la historia] ). Esta vez discutíamos sobre las dilaciones de las actividades domésticas.

-Tu sabes que no me da el tiempo-Le respondo mientras terminaba mi café.
-Tu nunca puedes. Gran cosa tus esudios en "San Ignacio de goyola".Me vas a decir a mi que estuve en el Colegio Americano-Sostuvo para beneplácito del tío.

Hasta ahora no me explico, cómo y para qué, llegaron los yankees allá.

Retratos por la Tarde

Habían tantos, demasiados. Ni la tarde bastaba para contarlos (Aún cuando no sabía contar). Eran los discos de Vinilo de los tíos. De cuarenta y cinco revoluciones por minuto, los más pequeños. Al alcance de mis dedos y de mi fuerza. Quería jugar y lo hice.

En el punto más alto de la casa, comencé a arrojarlos cual si fueran platillos. Algunos se estrellaban en la pared del vecino, otros caían suavemente sobre la arena. Las salsas sensuales, los clásicos del rock, llegaban al punto máximo, sus obras iban por el cielo; por obra y gracia de un niño que no recibía ni award ni punizione por eso. Yo era muy traviezo.