Luego de una siesta el oratorio llegaba a mi mente con fuerza, como cada sábado. Pero esta vez se suscitaría algo esplendoroso. Mi primer juego de futbol así grandazo y vistoso como hacían los viejos o mayores, con respeto claro.
Sólo que fue en una cancha de tierra con algunos como yo, y otro más grandes. Total no sé cuantos toques di a la bola que después me sacaron entrando alguien más grande que yo. Pero no importaba. Había jugado eso que jugaban los viejos y grandes ,en tierra , había tocado la pelota y era feliz.
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