Siempre he seguido los consejos de mamá, pero tratándose de asuntos de su conocimiento. Motivado por el buen rock nacional y mi ímpetu juvenil, acudí a un concierto en Zárate. Se presentarían Inyectores, Masacre y Atómica.
El concierto se puso interesante para cuando conocí y accedí gustoso a un vaso de trago, en manos de tres chicas hermanas. Todas ellas si más no recuerdo, de nombre María.La pasé bien hasta las dos de la madrugada, hora en que debía partir definitivamente a casa.
Yo sólo tenía 17 años y 5 soles en el bolsillo. Pero para las chicas “Si de ahí tomo colectivo hasta mi casa”. Me jalaron hasta la altura de Puente Nuevo. Agradeciendo a las chicas enormemente y odiándome por no ser aún tan entrador con ellas, decidí cruzar el puente solo y confiado en encontrar una combi que me llevara hasta el paradero rumbo a Chosica.
Claro, mi mamá nunca se enteró.
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