Luego de la desolación constante que consistia en visitar a Tatiana, su modesto y humilde servidor, imbuido acaso por el nuevo vocabulario (Cortesía los diálogos del tío Walter y sus amigos Chano, Gelacio y Willy), se preparaba para acompañar a su madre adonde un conocido, quien trabajaba de chofer en una Línea de Transporte, me imagino que ya desaparecida.
-******Mi hijito ve, mi hermanito.- Me presentaba como siempre, mi madre.
-Hola que tal cómo te llamas.- Preguntó un delgado y serio chofer.
"Angellito se llama. El señor tiene una hijita de tu edad." Se adelantó mi madre a responder a fin de que no dijera "Yanni" y como quien adulando la suerte del conocido al tener una hija, por aquel entonces de mi misma edad. Recuerdo que respondí.
-Que bueno mamá, quiero conocerla para así chifarmela.
La cara y el silencio de ambos marcaron, de a pocos, una expresión que hasta ahora no consigo olvidar.
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