domingo, 18 de diciembre de 2011

María Bonita

Así bautizaron los niños a su primer grupito de oración más conocido en el ámbito de trabajo legionario como Semillero. Había nueve niños en aquel feliz instante. Entre ellos tres hermanos; quienes se divertían con los juegos y las canciones acompañadas de guitarra.

Yo prefería apoyar en los juegos, la música de momento sólo calaba en mí como compañía de vida; no tanto como experimento. Y así transcurrieron los agradables meses de trabajo con mi encargado adulto; enseñándome que a los niños se les conquista siendo como ellos. Alegría y Santidad.

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