Hay una tía que me devora con su cuerpo de fotografía, hay una tia madre que bota sus latas de chela a la pista y que luego se justifica con que ese no era su distrito. Y es peruana. Y llegó a ser mi musa dorada.
Se llama Danuska Zapata y de seguro, si es que no termino mal el sábado, soy capaz de ver su desfile en el Kenkos y rendirle un tributo con mi mirada y con algo de esa diplomática arrechura de permanecer de pie, mirándole ese no se que tan pronunciado.
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