A temprana edad el fulbito no parece cansar, cansan las personas. Quienes no pasan, quienes se fallan goles, quienes ponen el pie fuerte. Te cansan quienes no quieren poner los cincuenta centavos pactados para la gaseosa, los que paran botando la pelota fuera de la cancha, los que paran botando la pelota fuera de la cancha y no quieren recoger.
Pero se trata de un juego, que a diferencia del comercial y monacal soccer se concentra en valorar más las tardes y la vida misma, porque ese instante pudo ser feliz, triste o incierto. Porque ese instante fue más que un juego.
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