jueves, 27 de agosto de 2009

Montón de camisas


Llegado la fecha de mi cumpleaños, siento el no abrazo de mi querida abuela. El cielo me muestra la sonrisa de su eterna de su vida y mis pensamientos adquieren una dulce calma.

Mi mamá en cambio, sin anticiparme el regalo, me manda a mi cuarto de buenas a primeras a empezar por los pantalones y a terminar por la camisa. Luego seguido, lavar todo lo que me puse un día antes, arriba y sin lavadora. Orden, tu imagen. Eran las tantas cosas que me precedieron al “Feliz cumpleaños” y a su tradicional.

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