jueves, 27 de agosto de 2009

Anti - Atractivo



Las mujeres se sienten libres cuando bailan, irradian así su belleza, su versatilidad y su talento. Un hombre en cambio lo aplica al erotismo, al contacto.

Yo tenía diecinueve, la última vez que había bailado fue en mi fiesta de promo y me encontraba ante un centenar de menores de edad y hasta diría que menores de trece, perreando. Yo y mis amigos solo tomábamos la sangría. Todo era tristeza, hasta que una chica me sacó a bailar. Deborah del Fiansón como se había presentado, me liberó con su baile, se apoderó de mis formas y yo las de ella, al punto de causarle celos a su hermanito. Pero vaya, hasta que me sacara ella a bailar a mi; un fracaso social.

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