viernes, 29 de agosto de 2008

Los Otros


Si bien su forma de llamarme, era más que peculiar, intimidante; incluía el “Cómo conoces a mi hija”. Sin embargo, el tiempo me enseñó a comprender sus expresiones. Jose Luis llegó a ser legionario.

Llegó a ocupar un cargo, el cual no apoyé en las elecciones. Llegó a llamarme hermano y amigo. Cada primer sábado del mes, al regresa de nuestra reuniones, repasábamos temas de partidos de fútbol y comentábamos sobre la sazón de algunas mujeres. Era momento de sus recuerdos y de sus convites de sandía. Se convertiría por todos esos gestos en un guía, un hermano legionario. Nunca comprendí a su hijo. Sin embargo, con Vanesa su hija compartí lindos momentos de amistad. Jose Luis ahora descansa y es parte de mi familia espiritual.

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