No sólo me regaló la fé, sino también el gusto por la cocina. Mi abuela es una maestra en el arte culinario. Su paciencia y estilo sorprenderían al mejor de los Cheff.
Con ella aprendí tempranamente a producir frituras y panqueques. Poco a poco conocí los misterios del ceviche, de la ocopa y el ají de gallina. Servido está mi gusto. Sabor y sazón.
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