miércoles, 2 de junio de 2010

El Oratorio una Vez Más

Para mi querido oratorio no existe imagen que no sea de mi recuerdo. La lucecita que encendía de la virgen. La patena sobre mis manos cuando monaguillo. Recuerdos que me llevan a él aprovechando mi cercanía con su infraestructura y su motivador horario de las once los domingos.

Don Bosco cierta vez aceptó en su oratorio a un vagabundo bueno para nada, sólo porque sabía silbar. Yo quizás no tuve la oportunidad de conocerlo pero muy a pesar de que ya sabía silbar para cuando pise por primera vez ese lugar y probar la merienda, yo sé que me esperan más pruebas y más años que me llevaran inexplicablemente ahí.

No hay comentarios: