La atención a las 24 horas del día es propia de los literatos. Uno está disponible siempre. Hasta cuando dormimos solemos crear. Hay veces que nuestros sueños se tornan insumo para poemas e ideas narrativas.
Sin embargo, estas creaciones no siempre son productivas o bien pueden terminar en alguna papelera, en algún momento del día. Total, es un absurdo oficio.
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