Cada almuerzo era una experiencia cuando tomaba una sopa de letras. A mi corta edad me sentía lleno de ingeniocuando tomaba unas cuantas letritas con mi cuchara y armaba palabras extrañas, pero pequeñas.
Mi disposición a las letras desde un plato de sopa, fueron al parecer el inicio de esa tendencia inconciente de crear. Un inocente modo de pensar en el arte.
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