domingo, 31 de mayo de 2009

El Costal de Nohelí

Simba llegaba a casa en un costal. Maullaba como loco. Hasta que se calmó. Yo estaba feliz tenía un nuevo gato. Un miau para jugar y acariciar. Nohelí se habia ganado mi eterna amistad.

Aquel costal, que no recuerdo dónde quedó, llevó todo el significado de mi cariño hacias los animales. El plomito lleno de vida caminaba por mi hogar, su nuevo hogar. Mi segundo gato que nunca temió la altura a costa de su vida, por llegar a los suyos.

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