martes, 24 de junio de 2008

A Duras Penas con mi Vida

Eran las cuatro de la mañana, Choche baja último paradero, Brother puta madre dónde estoy. No encontré conmigo a las chicas, y supe bien que mi casa estaba aún a dos horas de viaje, Me quedé jato dios y no tengo un puto sol.

Bajé confundido por todo, me sentí humillado, ultrajado. Estaba seguro de que había tirado con una de ellas, pero sus amigas Claro esas perras de mierda me han sedado. Pero no estaba seguro, recuerdo que también tiré de pie, Si con la más bajita. Me pepearon.

Caminar es saludable, dicen los expertos de la salud. Pero no hubo ni consejo ni Doctor Tompson que me impidiera detenerme frente al puente Trujillo, el que me separaba cien metros de una masa moribunda de agua. Pero yo sabía nadar , siempre Sandra lo sabe muy bien porque esa última noche en su jato me animé a dar unas brazadas, Sí antes de embarcar a las putas de sus amigas que vivían en Vitarte; por dios qué amistades de mierda tenía mi flaca. ¿Mi flaca? Adolfo siempre ha querido estar con ella. En estos cinco años de ausencia fácil que ya deben estar tirando.

La gente, los choferes de la avenida argentina a quienes explico lo que es un Incoterm y un EXW, nunca imaginaron que su culto interlocutor lavacarro había sido un sobresaliente estudiante de Ingeniería que vivía en Mayorazgo. Qué verguenza era estar en Cárcamo. Aquí como de todo y si es sobre un plato mucho mejor. Las miradas con antecedentes penales, los brazon con hijos desaseados de quince kilos "Simpático el chico, que triste final".

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