No sólo me
sorprendían sus versos de improviso durante la clase, su paciente indicación de
que le pregunten hasta lo más definido en las separatas; sino que estaba frente
a un literato de primera. Más tarde enterable de sus logros en los premios Copé
y sus publicaciones de ensayo.
Entonces llego a
él, como aumentando mi círculo de contactos, a través del mail; pero ahora hace
que de él tengan la paciencia del caso. Esta en los suyo, en la literatura muy
por de seguro, o cintando en alguna clase de pregrado, al gran Washington
Delgado. Mi eterno maestro Sandro Chiri.
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