Para ganarme la amistad de un hombre, es preciso primero que lo admire, que me mueva en cierto modo a imitarlo o requerir que me enseñe parte de lo que sabe y luego ver si hay algo más, pero esta vez, que sea común entre ambos.
Pero hay de aquellos que se pueden mostrar tan ambivalentes de la noche a la mañana; y uno lo puede notar durante los deportes de competición; ahí francamente lo único que podría apaciguar un poco las cosas o poner en buen cauce es que este patita me presente (como buena evidencia) a su flaca, sino mala suerte Brother .
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