viernes, 20 de abril de 2012

Fe-Meninas

La niña que hacía sus tareas junto a su mascotita que descansaba, Tatiana y su Natacho que arañaba más que el demonio, Nohelí y su costalito que contenía eso precisamente trato de evocar; un gato. Cronológicamente podríamos remitirnos al primer caso como origen a ese cariño tan grande que tuve en la niñez por esta especie felina. Era básicamente por la elección de un compañero. 

Cuando tío Walter trajo a la pequeña Siguey, básicamente pasó a ser mi mascota de inmediato y recuerdo bien que cada parte de su vida, cada instante rescatable que pasaba junto a ella constituyen hasta hoy, recuerdos muy vivos. Pues bien, en ese contexto y para lo sucesivo siempre hubo un rostro femenino del quien surge la reminiscencia del caso. La analogía de mujer y felino que siegue hasta la fecha.

No hay comentarios: