jueves, 21 de abril de 2011

Para Aprender a Olvidar

No necesito de alguien al costado. No necesito del calor de unas manos. Para eso sólo me refugio en el tiempo, la música o la naturaleza. Escribir para olvidar puede ser tan cautivante, como rescatar a tu princesa de las manos de fuego del dragón.

Escribir en medio de la urbanidad es casi como autorretratarse. La gente no es tonta e imagina que eres un escritor mismo Mario Vargas Llosa (Si estás con terno y con lentes, ya te tildan de Jaime Bayly) . Escribir más que un oficio es un ritual y ha de consagrarnos si se trata de olvidar.

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