De pronto me encuentro en Maranga y comienzo a evocar: Patito Fallaque y su hermanito que me robó su amor y el Parque de las Leyendas; sí ese zoológico tan lindo. Aquí el porqué.
Porque a la edad de ocho años mi tío, mi eterna mami Lupe y yo, fuimos a pasear. Luego de ver a los leones y a los gorilas, subimos a una especie de cuesta cubierta de gras, compartimos el arroz con pollo más inmortal y delicioso de toda mi historia. Paseo inolvidable.
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