Nadie sabe exactamente qué le espera en esta vida. Los días se desarrollan con sus constantes y sus variables, como un polinomio. Las personas vienen y se van. Pero otros con suerte, viajan mucho por el Perú.
Tal es el caso del hermano Ítalo, que sin pensarlo llegó a ser legionario de María. Y sin imaginarlo, llegó a extenderla por todo el Perú. Así que conoce sus trochas, sus cacerías y sus quebradas. Aunque a las justas en el bolsillo, el sí que gozo. Ni que decir de sus paseos por el Viejo Mundo, cortesía de sus hijas.
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