miércoles, 24 de noviembre de 2010

Los Hijos de Dios Caminan



Los hijos de Dios caminan, para sacar piernas, para predicar, porque no les alcanza el pasaje o porque quieren ahorrarlo. En todos esos casos yo me he ubicado y en todos esos casos he aprendido una cosa: a filosofar.

La calle te enseña a verte a ti, a aprender a ver otras cosas, a meditar, a querer. Un cumulo de cosas te llevan a querer hacer otro cúmulo de acciones. Pero esas cosas y esas acciones se rigen por el pensamiento de observar y analizar. Y eso es obra de la filosofía. Una filosofía callejera, dicho sea de paso.

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