martes, 28 de septiembre de 2010

Entonces Ella Va



Yo la observo dentro de mi auto, parece una liebre juguetona dando brincos fantasmales ante la fuerza del viento. Ella me conoce hace unas horas y ya expone sus piernas al viento. Es ahí que comprendo lo que es la felicidad.

Llevarla luego a casa, en una moto que no es mía y que ni conduzco, llevarla a mis labios tan míos y tan ajenos para ella. Comprendo así que sólo estabamos de paso.

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