Ya nadie nos canta como antes. Ahora todos vamos a negociar y a ahorrar un poco yendo al chifa a ahogarnos con un pollo que se hace el loco escondiéndose entre lo crocante y lo atrevido.
Porque no es momento o ambiente de celebraciones y ya cada quien, se verá en la misión de guiar a otra persona y someterlo a la sociedad que no parece celebrar ni el paso de los Andes de San Martin. Apresurándolo incluso.
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