Quien no ama el deporte es un marciano. Y no tanto por no practicarlo, porque para ello no existe palabra en el universo; sino por el hecho de no apreciarlo. La vida se debe tanto a ella, como el simple hecho de querer acelerar nuestros pasos o querer bailar.
El deporte es un tributo a la vida, un lubricante artístico del cuerpo. Algo que nos une al universo, algo que nos reconoce como seres humanos amantes de la vida y de nosotros mismos.
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