Hay personas cuya sola presencia nos dice mucho. Cuyo silencio nos enseña y cuyas palabras nos cambia el sentido de muchas cosas. A veces la vida me pone en el camino personas así. Pero vayamos a un plano más cercano como el observar ahora a Karina Rosales, una amiga profesora que apoyo mi formación espiritual juvenil, me resulta tan nostálgico y más aún cuando la encuentro en mi querido colegio Santa Rosa de Chosica.
Observarla ahora con su pequeña hija Karime, y proyectarme a cuando me aconsejaba a dejar de andar con personas mucho mayores que yo y que bebían…cómo no recordarlo. Un consejo nos dura para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario